BOLSA INMOBILIARIA

VIVIENDA SOSTENIBLE


¿Qué tiene que ver la sostenibilidad con las viviendas y demás edificaciones? 
Bueno, la sostenibilidad es una cuestión que cada vez cobra importancia a medida que el cambio climático avanza y la energía, concretamente la derivada de los combustibles fósiles, ha dejado de ser barata. En rigor, la sostenibilidad es un concepto ligado a la energía. Un sistema -conjunto de elementos interconectados- es sostenible cuando produce la energía que consume.


Claro está, lo óptimo es que los hábitats humanos sean sostenibles. Que permitan a sus ocupantes producir lo que consumen y reciclar sus desechos. Un árbol es un ejemplo claro de una unidad sostenible. ¡Si una ciudad se gestionara con la eficiencia de un árbol! En efecto, deberíamos imitar a la naturaleza. Un árbol recibe la energía externa del sol, del viento, de la lluvia, y la transforma a través del proceso de la fotosíntesis en clorofila. Esta se convierte en tallos, hojas, flores y frutos que alimentan a los vertebrados e insectos, permitiendo que sus semillas envueltas en frutos dulces, sean diseminadas por otras formas de vida. El agua que entra a su sistema y la que es captada de la humedad del ambiente por su estructura, es usada y devuelta al medio para que sea usada. Toma el CO2 del aire y lo devuelve en forma de oxígeno. Las hojas que caen al suelo se reciclan generando un profusión de vida en ella, dando lugar a la cadena trófica donde unos organismos alimentan a otros y estos a su vez al siguiente orden en la cadena. Genera sombra, abrigo y un microclima benéfico. No hay basura, todo se recicla. Así gestiona la vida la naturaleza. Compartiendo y optimizando los recursos. Lo que sobra a uno, lo ocupa otro. Así, nuestros cuerpos están hechos de elementos reciclados, nitrógeno, fosforo, etc.

La energía es el elemento primordial de la naturaleza y es la base fundamental para la sociedad. La historia nos cuenta que treinta y tres civilizaciones que nos precedieron, colapsaron cuando la energía que las sostenía se redujo impidiendo sustentar la vida. Tal como sucede con las levaduras. Las bacterias en un medio se nutren con la gran cantidad de alimento disponible donde obtienen su energía, así se multiplica hasta agotar su sustento. Luego los gérmenes se mueren ahogados en sus propios desechos, el alcohol que generan sus cuerpos. En resumen, en última instancia es la naturaleza la que tiene el control, no nuestros sistemas financieros y políticos. No basta solo con crecer y crecer, sino diseñar intensivamente para un futuro con escases de energía. 
La observación viene a propósito cuando constatamos que se continúa diseñando como si la energía barata fuera a durar para siempre. Al momento de construir, muchos diseñadores realizan edificios que son verdaderos sumideros de energía. La requieren para todo. No protegen gran cosa del calor en invierno, y en verano no abrigan. Algunas obras públicas, son como grandes elefantes blancos que necesitan de muchos recursos externos para su mantenimiento. Corren el riesgo de que, cuando escaseen los recursos sean abandonados. Sobran los ejemplos.

Basta observar las techumbres de los barrios periféricos y ciudadelas de Machala. Parecería que mejor concepción funcional tienen los galpones de crianza de aves de la ciudad de Balsas. Estos al menos tienen un sobre techo en el medio por donde escapan los gases calientes, por lo que no necesitan de energía para ventilar su interior. 

Dicen que el sueño americano era trabajar en la ciudad y vivir en la periferia para lo cual requerían del automóvil. Esto ha ocasionado un grave problema a los planificadores. Ha llegado al extremo y ridículo, que los norteamericanos tienen que destinar más de mil quinientas horas al año para el automóvil, el importe de la compra del vehículo, sus impuestos, combustible, seguros, multas, atascos, parqueo, etc., El transporte siendo un medio, se ha convertido en fin en sí mismo. Por otra parte, los alimentos para llegar a la mesa de un norteamericano, recorren de dos mil a dos mil quinientos quilómetros en promedio. Amén de que son producidos con insumos y derivados del petróleo. Los alimentos, nos aventuramos a asegurar, están hechos con petróleo.

Con los combustibles caros, un estilo de vida marcado por el consumo, un desarrollismo que pretende crecer de manera exponencial en un planeta finito, es de sentido común planificar y construir en base a la eficiencia energética. Va llegando la hora en que la ciudad produzca sus propios alimentos. De hecho hoy en día hay muchas ciudades que producen un porcentaje significativo de los alimentos que consumen. En los días que corren la vivienda debe estar diseñada para ser más que un lugar donde se llega en las noches a dormir, sino un lugar para el trabajo, para la distracción, para  las  relaciones sociales, para la producción de algunos alimentos, un lugar donde se recicla y se capta energía. Tal es así que en España la legislación obliga a implementar en las casas nuevas paneles solares para captar un determinado porcentaje la energía. Cuando esta no es ocupada por sus habitantes, pasa a la red pública con un beneficio para el propietario.

En definitiva, diremos que la sociedad industrial que queda a nuestras espaldas, fue marcada por el trabajo intensivo; la etapa neoliberal que vivimos, ha sido caracterizada por el uso del petróleo intensivo, que nos ha ahorrado en gran medida el trabajo físico. La siguiente etapa que se nos planta a la vista, debe estar signada por el diseño intensivo.

Abg. Efraín Chávez Mora

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